,

ENERGÍA RENOVABLE

beshalaj

Rabbi Sacks Z»L

“La primera traducción de la Torá a otro idioma, el griego, se realizó alrededor del segundo siglo anterior a la era común, en Egipto, durante el reinado de Ptolomeo II. Es conocido como la Septuaginta, en hebreo HaShivim, porque fue realizado por un equipo de setenta sabios. El #Talmud, sin embargo afirma que en varios puntos los sabios que trabajaron en el proyecto, alteraron deliberadamente la traducción de ciertos pasajes porque creían que la traducción literal no sería comprensible para el lector griego. Una de las frases fue: “En el séptimo día Dios terminó todo el trabajo que había realizado”. En su lugar, los traductores escribieron, “En el sexto día Dios terminó”.

¿Qué era lo que ellos pensaban que los griegos no iban a comprender? ¿Cómo podía ser que la idea de que #Dios hizo al universo en seis días tuviera más sentido que si Él lo hubiera hecho en siete? Parece misterioso, pero la respuesta es simple. Los griegos no podrían entender lo del séptimo día. El #shabbat es en sí una parte del trabajo de la creación. ¿Qué tiene de creativo el descansar? ¿Qué es lo que logramos no haciendo, no trabajando, no inventando? La idea no parece tener ningún sentido.

En efecto, tenemos el testimonio independiente de escritores griegos de esa época, y una de las cosas que ridiculizaban del #judaísmo era el Shabbat. Un día sobre siete, los #judíos no trabajan, decían, porque son holgazanes. La idea de que el día mismo pudiera tener un valor particular iba más allá de su entendimiento. Curiosamente, en muy poco tiempo, el imperio de Alejandro el Grande comenzó a derrumbarse, al igual que la ciudad/estado de Atenas, cuna de algunos de los más grandes pensadores y creadores de la Historia. Las civilizaciones, como las personas, pueden sufrir agotamiento. Es lo que ocurre cuando no tienes un día de descanso en tu agenda. Como dijo Ajad ha-Am: “más que el pueblo #judío haya cuidado el Shabat, es el Shabbat el que ha cuidado al pueblo judío”. Descansa un día sobre siete y no te agotarás.

El Shabbat, que encontramos mencionado por primera vez en esta #parasha es una de las más grandes instituciones que el mundo haya conocido. Cambió la forma de pensar del mundo a través del tiempo. Antes del #judaismo, la gente medía el tiempo según el sol, el calendario solar de 365 días alineado con las estaciones, o con la luna, o sea, dividido en meses (la palabra «mes» viene de la palabra «luna») de aproximadamente treinta días. La idea de la semana de siete días, que no tiene correspondencia alguna con la naturaleza, nació con la #tora y se extendió por el mundo por medio del #cristianismo y el islam, ambos lo tomaron prestado del judaísmo, marcando la diferencia simplemente al asignarlle un día de la semana distinto. Tenemos los años a causa del sol, los meses a causa de la la luna, y las semanas a causa de los #judios.

Lo que hizo el Shabbat y aún hace, es crear un espacio en nuestras vidas y en la sociedad como un todo, en la cual somos verdaderamente libres. Libres de la presión laboral; libres de las exigencias de empleadores exigentes; libres de los cantos de sirena de la sociedad de consumo urgiéndonos a gastar para transitar el camino a la felicidad; libres para ser nosotros mismos en compañía de nuestros seres queridos. De alguna forma este día ha renovado su sentido de generación en generación, pese a los profundos cambios económicos e industriales.

En la época de Moshé significaba liberarse de la esclavitud del Faraón. En los siglos diecinueve y veinte fue liberarse de las condiciones inhumanas de trabajo, largas horas de labor y salarios bajos. En nuestra era, es liberarse de los e-mails, celulares inteligentes, y la necesidad de estar disponibles a toda hora y todos los días del año.

Lo que nos dice esta #Parashah es que el Shabbat fue uno de los primeros mandamientos que recibió el pueblo de #Israel al abandonar Egipto. Ante la queja por la falta de comida, Dios les dijo que les enviaría el maná del cielo, pero que no debían recogerlo el séptimo día, ya que en su lugar recibirían una doble porción el sexto día. Es por eso que al día de hoy tenemos dos jalot en Shabbat, en memoria de lo ocurrido en esa época.

No solo el Shabbat no tuvo precedente cultural alguno, sino tampoco lo tuvo conceptualmente. Denominamos a estas visiones, utopías, del griego ou que significa “no” y topos, “lugar”. Se llamaban así porque un sueño como ese nunca se transforma en realidad, excepto en un caso: el Shabbat. El Shabbat es “utopía ahora”, porque durante el mismo, creamos, durante veinticinco horas en la semana, un mundo sin jerarquías, sin empleados ni empleadores, sin compradores ni vendedores, sin desequilibrios de poder o de riqueza, sin producción, sin tránsito, sin el ruido de las fábricas ni el clamor del mercado. Es el “punto de inmovilidad del mundo continua girando”, la pausa entre movimientos sinfónicos, el corte entre los capítulos de nuestros días, el equivalente en tiempo del campo abierto entre ciudades donde se puede sentir la brisa y oír el canto de los pájaros. Shabbat es una utopía, no como será al final de los tiempos, sino como un ensayo para ese momento, pero en nuestro tiempo.

Dios quiso que los israelitas comenzaran su ensayo de libertad de un-día-de-cada-siete casi al salir de Egipto, porque la verdadera libertad, del tipo de siete-días-de-cada-siete, lleva tiempo, siglos, milenios. La #Torah considera que la esclavitud está mal pero no la abolió inmediatamente porque el pueblo no estaba preparado para ello. Tampoco en Inglaterra ni en Estados Unidos se abolió hasta el siglo diecinueve y, aun así, no sin esfuerzo. Pero el resultado era inevitable porque una vez que el Shabbat se puso en marcha, los esclavos que conocieran la libertad de un día en siete, eventualmente romperían sus cadenas.

El espíritu humano necesita tiempo para respirar, para inhalar, para crecer. La primera regla en el manejo del tiempo es distinguir entre lo importante y lo que es meramente urgente. Bajo presión, las cosas que son importantes pero no urgentes tienden a quedar relegadas. Pero esas cosas suelen ser las que más cuentan para nuestra felicidad y para el sentido de una vida bien vivida. El Shabat es el tiempo dedicado a las cosas que son importantes pero no urgentes: la familia, los amigos, la comunidad, una sensación de santidad, el rezo en el que agradecemos a Dios por las cosas buenas de nuestra vida y la lectura de la Torá en la cual recreamos la larga y dramática historia de nuestro pueblo y de su travesía.

El Shabbat es cuando celebramos el shalom bait, la paz que proviene del amor y vive en el hogar bendecido por la Shejiná, la presencia de Dios que casi se puede llegar a sentir en la luz de las velas, en el vino y el pan especial. Esta es una hermosura creada no por Miguel Ángel o Leonardo sino por cada uno de nosotros: una isla serena de tiempo en medio del mar embravecido de un mundo inquieto.

En una oportunidad participé, junto con el Dalai Lama, de un seminario, (organizado por el Elijah Institute) en Amritsar, en el norte de la India, la ciudad sagrada de los Sikhs. En el transcurso de la charla, ante un auditorio de dos mil estudiantes Sikhs, uno de sus líderes exclamó a los estudiantes: “Eso es lo que necesitamos nosotros , lo que tienen los judíos: ¡el Shabbat!” Imagínense, dijo, un día de la semana dedicado a la familia, al hogar y a los parientes. Él pudo percatarse de su belleza. Nosotros podemos vivir su realidad.

Los antiguos griegos no podían comprender cómo un día de descanso podía ser parte de la creación. Pero es efectivamente así, porque sin el descanso para el cuerpo, la paz para la mente, el silencio para el alma y la renovación de los lazos de identidad y amor, el proceso creativo eventualmente decae y muere. Sufre de entropía, el principio por el cual todo sistema pierde energía con el paso del tiempo. El pueblo judío no perdió su energía a través del tiempo, y permanece vital y creativo como nunca. La razón es el Shabbat: la fuente de renovación de energía más grande de la humanidad, el día que nos da la fuerza para seguir creando”.

Tomado de: Convenio y Conversación de Rabbi Sacks

Deja un comentario

Periodista y Blogger

¡Hola! Soy Stella Szpira, una apasionada blogger dedicada a compartir mis experiencias y conocimientos a través de mis palabras. En este espacio, encontrarás un universo de historias cautivadoras, reflexiones, reseñas y consejos útiles sobre diversos temas.

Soy una exploradora, curiosa incansable de la vida, siempre en búsqueda de nuevas ideas y novedades. Mi objetivo es inspirarte, entretenerte y motivarte a través de mis publicaciones. Desde reseñas de películas, hasta artículos de turismo y recomendaciones culturales, encontrarás una gran variedad de contenido en mi blog.

Me encanta conectarme con mis lectores y crear una comunidad en la que podamos compartir nuestras pasiones e ideas. Así que no dudes en dejar comentarios, sugerencias o preguntas en mis publicaciones. Estoy aquí para escucharte y brindarte una experiencia enriquecedora.

¡Acompáñame en este viaje y descubre el poder de las palabras!