Hasta hace poco, varios gobiernos advertían a Israel que, como nunca lograría evacuar a la población civil de Rafáh, se produciría una “catástrofe humanitaria” al atacar el último enclave reducto de Hamás. Y bien, ya se ha evacuado ordenadamente a casi un millón de gazatíes desde Rafáh, y no hubo catástrofe. Antes de ello, clamaban: “es imposible una incursión terrestre en Gaza”. La hubo, y exitosa. Antes de cada paso audaz de Israel al defenderse, se nos asusta con un inminente colapso. Dijeron hace algunas décadas: “ojo, no podrán liberar Jerusalem”; y aun antes: “no deben declarar la independencia”. Siempre asoma “la máquina de impedir”, y luego Israel muestra su capacidad con los hechos. Somos duchos en el hábito de desoír a los que se dedican full-time a frenar… desde hace varios siglos.
GUSTAVO PEREDNIK

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