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Fuente Ynet

Traducido por Stellusz

Excluidas de puestos clave, ganan menos y no están seguras: un panorama sombrío en el Día de la Mujer

Mañana se celebrará el Día Internacional de la Mujer en todo el mundo, pero incluso en 2025, las mujeres en Israel no tienen mucho que celebrar. A la sombra de la guerra, muchas informan un deterioro en su salud física, mental y económica. Siguen estando subrepresentadas en los centros de toma de decisiones, y el número de mujeres asesinadas sigue aumentando. Además, en el Parlamento se están promoviendo leyes perjudiciales para ellas. Los datos son desoladores.

Parece que el mundo avanza a un ritmo vertiginoso en muchos ámbitos, como la tecnología, la ciencia y la economía. Sin embargo, la conciencia sobre la igualdad de género sigue siendo deficiente y se refleja en la falta de representación adecuada de las mujeres en las mesas de toma de decisiones, en los estudios de televisión y en altos cargos dentro de la economía.

Desde la formación del actual gobierno, ha habido una disminución significativa en la representación femenina tanto en el gobierno como en el Parlamento. Actualmente, solo dos mujeres ocupan cargos de directoras generales en los 29 ministerios del gobierno, pero ninguna de ellas ha recibido un nombramiento oficial. Se trata de Meirav Stern, directora general en funciones del Ministerio de Igualdad Social y Promoción de la Mujer, pero sin un nombramiento formal, y Drorit Steinmetz, directora interina en la Oficina del Primer Ministro, cercana a la familia Netanyahu, quien tampoco ha sido nombrada de manera permanente.

En Israel, en 2025, no hay ninguna mujer que haya sido nombrada oficialmente como directora general de un ministerio gubernamental. Además, en el gobierno más inflado en la historia del país, solo hay cinco ministras, en comparación con las nueve que había en el gobierno anterior. También ha disminuido el número de mujeres en el Parlamento, con solo 28 diputadas, lo que representa apenas el 23% de los miembros de la Knéset. Dos partidos, Shas y Judaísmo Unido de la Torá, siguen negándose a incluir mujeres en sus listas. La brecha de género también es evidente en el gobierno local. Estas tendencias indican la exclusión de las mujeres de los puestos de influencia y reflejan desigualdades estructurales persistentes.

Recientemente, el Tribunal Supremo dictaminó que el gobierno ha violado su obligación legal de garantizar la representación femenina en altos cargos y le ordenó implementar, en un plazo de seis meses, un mecanismo que asegure la igualdad de género. Este fallo se produjo tras una demanda presentada por la Organización de Mujeres en Israel, Na’amat y el Foro Deborah.

La directora general de la Organización de Mujeres en Israel, Tal Hochman, calificó la sentencia como “un precedente histórico” y enfatizó que la representación adecuada de las mujeres, desde cargos de directoras generales hasta los puestos de confianza más bajos, no es una recomendación, sino una obligación legal que el gobierno debe cumplir.

“No se trata de discriminación positiva, sino de nombrar a mujeres capacitadas y profesionales que merecen estos cargos. El hecho de que, entre los 29 directores generales de los ministerios, no haya ni una sola mujer con un nombramiento oficial, demuestra un fallo sistémico que es hora de corregir. Esperamos que la sentencia del Tribunal Supremo se implemente de manera rápida y efectiva, para que las mujeres sean, al fin, socias plenas en la toma de decisiones que afectan a toda la sociedad”, afirmó Hochman.

La coalición contra las mujeres

No es sorprendente que en una coalición compuesta principalmente por hombres se estén promoviendo propuestas de ley que podrían hacer retroceder los derechos de las mujeres una década. Mientras la atención del público está enfocada en la guerra y en el rescate de los rehenes, en la Knéset avanzan iniciativas legislativas agresivas que profundizan la exclusión de las mujeres del espacio público, el ejército y la academia.

En los debates sobre la Ley del Servicio Militar (que regula el reclutamiento de estudiantes de yeshivá), más conocida como la Ley del Reclutamiento, se ha planteado repetidamente la necesidad de preservar el estilo de vida ultraortodoxo de los reclutas y de crear en el ejército “espacios libres de mujeres”, lo que implica la expulsión de las mujeres de sus propias bases militares. Esto afectará desde los traslados a las bases hasta el acceso a ascensos a puestos de alto rango, representando un retroceso significativo en la igualdad de género dentro de las Fuerzas de Defensa de Israel.

Separación de género en la academia y el avance de la jurisdicción rabínica

Paralelamente, la diputada Limor Son Har-Melech, del partido Otzma Yehudit, está promoviendo un proyecto de ley que obligaría a implementar separación de género en todas las carreras y en todos los espacios dentro de los campus universitarios. La iniciativa convertiría la segregación en un “derecho” del estudiante, lo que le permitiría demandar a las instituciones académicas que no la garanticen.

“El fallo del Tribunal Supremo que permitió la obtención de un título universitario con separación de género tenía el objetivo de ser un puente temporal hacia el mercado laboral. Sin embargo, esta propuesta de ley hará exactamente lo contrario”, afirmó la directora de la Organización de Mujeres en Israel. “La segregación se aplicará a todos los títulos, y cuando estos graduados ingresen al mercado laboral, también podrán exigir separación en sus lugares de trabajo. Así como sería impensable establecer aceras separadas para hombres y mujeres o segregar las filas en los bancos, tampoco se puede aceptar la separación de género en un recurso público como la educación superior”.

Otro proyecto de ley, actualmente en trámite en la Comisión de Constitución, Ley y Justicia, busca ampliar los poderes de los tribunales rabínicos, otorgándoles la autoridad para actuar como árbitros en diversas áreas de la vida civil en Israel, incluyendo disputas laborales, contratos de compraventa y, por supuesto, asuntos de derecho familiar, siempre “con el consentimiento de ambas partes”.

Las primeras en verse afectadas por este cambio serían las mujeres religiosas, ya que se esperaría de ellas que recurrieran a estos tribunales. La profesora Ruth Halperin-Kaddari, directora del Centro Rackman, advirtió que “otorgar autoridad de arbitraje a los tribunales rabínicos es un paso peligroso hacia un Estado teocrático”. “No es aceptable que, en un país democrático, en lugar de limitar el poder de una jurisdicción que excluye y discrimina a las mujeres, se le otorguen más atribuciones. Es fundamental garantizar que estos tribunales estén sujetos al derecho civil, a los derechos humanos y a los principios de igualdad de género, tal como lo exige la ley en Israel”, señaló.

El doble golpe económico

El impacto también se siente en el bolsillo. Las mujeres ya pagan un precio económico elevado en tiempos normales, pero en el último año la brecha de género en los ingresos solo ha aumentado.

Según un análisis del Centro Adva, basado en la Encuesta de Ingresos y Gastos de los Hogares de 2022 publicada el mes pasado por la Oficina Central de Estadística, la brecha salarial de género en Israel alcanza el 20.8%, variando según la edad y el origen étnico.

Si bien esta desigualdad salarial se ha mantenido alta y estable en la última década, se espera que se agrave debido a la guerra.

La Dra. Alina Rosenfeld, investigadora del Centro Adva, explicó que “en tiempos de crisis, como ocurrió durante los confinamientos por la pandemia de COVID-19 y ahora con la guerra, las mujeres pagan un precio económico que afecta tanto sus ingresos actuales como su futuro financiero”.

“Las mujeres evacuadas de sus hogares a menudo tienen dificultades para mantener la continuidad laboral. Aquellas cuyos esposos están sirviendo en el ejército de reserva durante largos períodos a veces deben reducir sus horas de trabajo o incluso dejar de trabajar por completo para encargarse del hogar. Esto impacta directamente en sus ingresos actuales y, a largo plazo, en sus ahorros para la jubilación”, concluyó Rosenfeld.

Una mujer asesinada cada diez días

El año de guerra ha exacerbado la violencia contra las mujeres. Datos de la Organización de Mujeres en Israel muestran un aumento en los casos de violencia doméstica, mientras muchas mujeres tienen dificultades para recibir protección debido al colapso de los sistemas de bienestar y apoyo.

Al mismo tiempo, la reforma sobre armas de fuego promovida por el exministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben Gvir, ha aumentado el acceso a armas, poniendo a las mujeres en un riesgo aún mayor.

Mujeres que viven en relaciones violentas han reportado miedo constante debido a la falta de control sobre las armas en sus hogares y a la inacción de la policía frente a situaciones de peligro.

Cada diez días, una mujer es asesinada en Israel

En los dos primeros meses de 2025, seis mujeres han sido asesinadas en Israel, manteniendo una tendencia alarmante: cada diez días, una mujer pierde la vida. En 2024, el número total de feminicidios fue de 36, la mayoría vinculados a violencia doméstica, lo que representa un aumento significativo respecto a 2023, cuando 27 mujeres fueron asesinadas.

Año tras año, la cifra sigue en ascenso, y la guerra, que ya dura 17 meses, ha intensificado estados emocionales extremos, ampliando el círculo de la violencia contra las mujeres.

Mientras el exministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben Gvir, ignoró los llamados de organizaciones de mujeres para frenar la entrega descontrolada de permisos de armas y canceló la colaboración de su ministerio con el Foro Mijal Sala, el ministro de Bienestar, Yaakov Margi, ha firmado recientemente un acuerdo con Lili Ben Ami para lanzar un programa conjunto: “Patrulla Mijal”.

Este proyecto tiene como objetivo brindar protección a mujeres en situación de riesgo e incluye medidas como:

• Instalación de cámaras de seguridad en sus hogares.

• Botón de pánico para emergencias.

• Clases de autodefensa.

• Asesoramiento legal.

La esperanza es que estas herramientas ayuden a prevenir el próximo feminicidio.

El impacto de la guerra en las mujeres

Un estudio realizado por el Instituto de Investigación Roschink para WIZO revela el impacto profundo que la guerra ha tenido en madres y esposas de reservistas desde el 7 de octubre de 2023.

Estas mujeres, que sostienen la retaguardia durante el conflicto, se sienten invisibles ante el sistema. Se enfrentan a problemas emocionales, económicos y laborales mientras intentan garantizar estabilidad y seguridad para sus hijos en una situación altamente desafiante.

El estudio, basado en una muestra representativa de 600 madres de entre 20 y 55 años con al menos un hijo menor de 18 años, arroja datos preocupantes:

• 51% de las madres reportan un deterioro en su salud mental y emocional desde el inicio de la guerra.

• 42% han experimentado un empeoramiento en su situación económica.

• 29% han notado afectaciones emocionales en sus hijos.

• 34% de las parejas han visto deterioro en su relación, especialmente entre quienes han servido más de 200 días en la reserva.

• 13% de las mujeres han sido despedidas o han renunciado a sus trabajos.

• 19% han sufrido impacto negativo en su situación laboral.

Estos datos reflejan cómo la guerra no solo afecta el frente militar, sino que también está generando una crisis silenciosa entre las mujeres que sostienen la vida cotidiana en Israel.

Las “combatientes de la rutina”: el precio oculto de la guerra para las madres

Los datos revelan que aproximadamente 21% de las madres en Israel informaron que sus parejas fueron reclutadas para el servicio de reserva.

En familias donde el padre ha servido más de 200 días en la reserva, el impacto en la relación de pareja ha sido significativo:

• 34% de las mujeres reportaron un deterioro en la calidad de su relación.

• En comparación, solo 16% de las familias donde el padre sirvió hasta 100 días reportaron este problema.

La trabajadora social Rivka Neuman, directora del Departamento para el Avance de la Mujer en WIZO, describió a estas mujeres como “combatientes de la rutina”, explicando:

“Están criando solas a sus hijos mientras sus parejas sirven en la reserva, manejan sus carreras, sostienen la economía familiar y, en esencia, llevan el peso de la sociedad israelí sobre sus hombros. Todo esto sin ningún tipo de apoyo oficial del Estado. Las madres están pagando un precio alto en esta guerra, y el precio más alto lo pagan aquellas que también están en servicio de reserva.”

Madres en la reserva: el doble impacto del servicio militar

El estudio también muestra un impacto grave en las madres que ellas mismas han servido en la reserva durante la guerra:

• 31% reportaron un deterioro en su situación laboral.

• 42% fueron despedidas o renunciaron a sus trabajos.

• 22% experimentaron un deterioro en su salud personal.

• 20% informaron que la salud de sus hijos también se ha visto afectada, en comparación con solo 4% entre las madres que no han servido en la reserva, lo que demuestra un impacto profundo en sus familias.

“No sabíamos cómo volver a ser una familia”

Hila Sasson Malka, cuyo esposo fue llamado a la reserva el 7 de octubre de 2023, compartió su experiencia:

*“Desde que recibió la orden de reclutamiento, me quedé sola con mis dos hijos, de cinco y dos años. Al principio pensé que serían solo unos días o semanas en casa de mis padres, hasta que me di cuenta de que nos esperaban meses de soledad.

Después de un mes, reuní el valor para regresar a casa con los niños, sin saber cuánto tiempo más estaríamos sin él. Los niños volvieron al jardín de infancia, yo comencé un nuevo trabajo, y mi esposo seguía en la reserva.

Mi nueva rutina era solitaria y llena de ansiedad.

Después de cinco meses, finalmente regresó a casa… y ni yo ni los niños sabíamos cómo integrarlo nuevamente en nuestras vidas después de tanto tiempo sin su presencia.”*

Publicado : 00:00, 07.03.25

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