
La actuación de Emma Shapplin ayer en Tel Aviv fue un despliegue de emociones y contrastes, donde su talento vocal brilló con intensidad. La soprano francesa, reconocida por su fusión única de ópera, pop y rock, ofreció una interpretación que, aunque marcada por ciertos inconvenientes, dejó una impresión duradera en el público.
Desde el inicio, Shapplin cautivó con su presencia escénica y su inconfundible voz, interpretando piezas emblemáticas como “Da Me Non Venni”, “The Hours on the Fields” y “Sur L’eau”.
La artista demostró su profesionalismo y conexión con el público. Tras una pausa, regresó al escenario con un atuendo más cómodo y renovada energía, entregando interpretaciones conmovedoras de canciones como “Silenzio” y “Signor Mirate”. El punto culminante fue su interpretación de “Spente le Stelle”, que, aunque repetida en el encore, fue recibida con entusiasmo por los asistentes.
En resumen, la velada fue una muestra del carisma y la pasión de Emma Shapplin, quien, a pesar de las dificultades, logró conectar profundamente con su audiencia y reafirmar su estatus como una de las voces más distintivas de la música contemporánea.

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