1. Liderazgo rebelde fragmentado: Los grupos insurgentes, liderados por una coalición en la que destaca Hayat Tahrir al-Sham (HTS), han consolidado su influencia en regiones como Idlib. Aunque HTS busca posicionarse como un actor clave, su inclusión en listas de organizaciones terroristas limita su aceptación internacional y podría dificultar una transición estable .
2. Actores respaldados por Turquía: Turquía mantiene influencia significativa en el norte de Siria y apoya a grupos opositores moderados. Estos podrían ganar protagonismo si Ankara logra negociar una transición en su beneficio. Sin embargo, su legitimidad dependería de la capacidad de estabilizar las áreas bajo su control y obtener respaldo internacional .
3. Región kurda autónoma: Las fuerzas kurdas, que controlan el noreste de Siria, podrían ser un actor influyente en cualquier reconfiguración del país. Su relación con Estados Unidos y su capacidad organizativa les otorgan cierta ventaja, aunque enfrentan tensiones con Turquía y otros actores regionales .
4. Intervención de potencias externas: Rusia e Irán, históricamente aliados de Assad, podrían buscar mantener el statu quo o favorecer la emergencia de un liderazgo que garantice sus intereses en Siria. Sin embargo, ambos países enfrentan desafíos en sus frentes domésticos y en otros conflictos internacionales, lo que podría limitar su influencia .
En conclusión, el futuro liderazgo en Siria dependerá de una compleja interacción entre actores internos fragmentados y potencias regionales e internacionales. La capacidad de los insurgentes de consolidar sus avances y la respuesta de los aliados tradicionales del régimen serán factores decisivos en este proceso.

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